Fue un año para olvidar en el Monumental. River Plate acumuló derrotas que dolieron más que un penal en el minuto 90: cayó en la Supercopa Internacional ante Talleres, se despidió de local en el Apertura con Platense, hizo las valijas temprano en el Mundial de Clubes, dijo adiós a la Libertadores en cuartos contra Palmeiras, tropezó en la Copa Argentina con Independiente Rivadavia y, como si fuera poco, perdió el Clausura en un final de infarto frente a Racing. Un currículum que, en papel, parece el de un equipo en crisis. Pero la IFFHS, esa entidad que mide el fútbol con lupa, decidió premiarlo igual.
El Millonario no levantó trofeos en 2025, pero ahí está, colgado en el top 10 sudamericano de la International Federation of Football History and Statistics, un organismo con peso específico (avalado por la FIFA) que desde 1984 clasifica a los clubes según su rendimiento. ¿El dato que sorprende? River es el único argentino en esa lista sin haber ganado nada relevante en el año. Ni Boca, ni Independiente, ni San Lorenzo aparecen. Solo él, Racing (quinto) y Lanús (décimo) representan al fútbol local en un ranking donde los brasileños mandan.
El ranking que nadie esperaba
La IFFHS no perdona: su metodología es fría como un penal de Enzo Fernández. Evalúa desde el 1 de diciembre de 2024 hasta el 30 de noviembre de 2025, sumando puntos según el coeficiente de cada torneo. La Liga Profesional argentina vale 6 en una escala del 1 al 10, mientras que el Brasileirão sube a 7. Así, cada victoria, cada fase superada, cada título (o falta de él) se traduce en números. River juntó 210 puntos, suficientes para quedarse con el noveno puesto, por encima de equipos que sí celebraron, como Atlético Nacional o Liga de Quito.
Lo curioso es que, pese a la sequía de títulos, el Más Grande sigue siendo un gigante en el papel. Flamengo lidera con 400 puntos, seguido por Palmeiras (378) y Fluminense (314), todos con vitrinas más llenas. Pero River resiste, como ese defensor que aguantó un contraataque imposible. ¿Será que, en el fondo, la IFFHS valora más la historia que el presente? O quizá, simplemente, el Millonario sigue siendo un equipo que, incluso en sus peores días, suma más que muchos en sus mejores.
Brasileños al poder, argentinos en la retaguardia
El dominio verdeamarelo en el ranking es aplastante: Flamengo, Palmeiras, Fluminense y Botafogo copan los cuatro primeros puestos. Racing, con su Recopa Sudamericana bajo el brazo, es el mejor argentino (quinto, con 234 puntos), mientras que Lanús, campeón de la Copa Sudamericana, cierra el top 10 con 208. River, en cambio, se las ingenió para colarse sin un solo trofeo. ¿Cómo? La clave está en los detalles: la IFFHS no solo premia al ganador, sino también al que llega lejos, al que acumula partidos, al que, aunque pierda, sigue siendo protagonista.
Aquí no hay magia, sino matemática. River jugó mucho en 2025: Libertadores, Mundial de Clubes, Copa Argentina, torneos locales... Cada presentación suma, aunque el final no sea el soñado. Martín Demichelis puede que no haya levantado copas, pero su equipo fue constante, y en el fútbol moderno, a veces eso alcanza. O al menos, alcanza para que un organismo serio como la IFFHS lo reconozca. Mientras tanto, los hinchas se preguntan: ¿es mejor ser noveno en el ranking o primero en el corazón? 🤔
La paradoja del Más Grande
Hay algo irónico en que River, un club acostumbrado a llenar vitrinas, sea distinguido en un año vacío. No es la primera vez que el fútbol juega con estas contradicciones: equipos que brillan sin ganar, otros que ganan sin convencer. Pero en este caso, la paradoja tiene nombre y apellido: IFFHS. Porque mientras los rivales festajan, el Millonario recibe un premio consuelo que, en el fondo, es un guiño a su grandeza.
¿Qué vale más, un título o el reconocimiento internacional? La respuesta depende de a quién se le pregunte. Lo cierto es que River, incluso en su peor versión, sigue siendo River. Y la IFFHS, con sus números y sus fórmulas, lo sabe. Tal vez por eso, entre tantos fracasos, hay un pequeño lugar en el top 10 sudamericano. Un lugar que, para algunos, es un logro; para otros, una burla. Pero que, al final del día, confirma algo: en el fútbol, hasta las derrotas pueden tener su recompensa.
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