Hace exactamente 10 años, el Superclásico entre River y Boca quedó marcado para siempre. No por un golazo, ni por una atajada espectacular, sino por una escena que bien podría haber salido de una película de acción y que definió, en gran medida, la gestión de Rodolfo D’Onofrio como presidente del Millonario. Una noche cargada de tensión, amenazas y, finalmente, un ataque cobarde que puso en riesgo la salud de los jugadores.
⚽️ Un clima de guerra antes del partido ⚽️
La previa al partido ya era un polvorín. El ambiente en La Bombonera era más que hostil, distaba mucho de ser un clima deportivo. D’Onofrio, en una reciente entrevista con Clarín, rememoró la sensación de peligro que sintió al llegar al estadio: "Notamos que había mucha agresividad cuando llegamos a la cancha, había carteles como de guerra, que decían: ‘De acá no salen vivos’”. Una clara señal de lo que estaba por venir, un presagio de lo que lamentablemente se concretaría en los minutos previos al segundo tiempo.
💥 El ataque y la reacción de Rodo 💥
Pero dejemos de rodeos, entremos en el quid del asunto. Justo cuando los futbolistas de River se preparaban para volver al campo de juego, fueron atacados con gas pimienta. Un hecho inaudito, inaceptable, que provocó el caos y la desesperación. Las imágenes de jugadores retorciéndose de dolor y buscando oxígeno se viralizaron rápidamente, generando indignación en todo el mundo. Y, en medio de ese caos, la figura de D’Onofrio se hizo viral: el presidente saltando al campo de juego para proteger a sus jugadores.
“Fui a defender a mis jugadores”, afirmó el dirigente con contundencia. Y vaya que lo hizo. En su desesperación por saber cómo se encontraban los futbolistas, se lanzó a la cancha, ignorando los riesgos y las consecuencias. “Yo bajé y era todo ácido y me metí en la cancha porque fui a cuidar a los jugadores, que podían ser mis hijos por edad”, agregó reflexionando sobre la situación.
🚨 “Fue un atentado” 🚨
D’Onofrio no se guardó nada. No dudó en calificar lo sucedido como un "atentado", una agresión premeditada y de una gravedad extrema. “Un cosa es que les tiren dos o tres cositas, y otra cosa es que rompan una manga y por esa manga hagan lo que hicieron”, sentenció. El dirigente incluso reveló que los jugadores sufrieron quemaduras y que sus camisetas quedaron con agujeros debido al impacto del gas.
💬 La denuncia al árbitro 💬
Visiblemente indignado, D’Onofrio se acercó al árbitro del partido, Darío Herrera, para exigir responsabilidades. “Señor, lo hago responsable de la salud de los jugadores”, fue lo único que le dijo, dejando en claro su preocupación por el bienestar del equipo. El resto, como suele suceder, se convirtió en una maraña de versiones, desmentidos y acusaciones. Pero D’Onofrio es categórico: “Volvería a hacerlo”.
✈️ Viaje a Paraguay y la clasificación ✈️
Lo que siguió fue una verdadera batalla legal. River se presentó ante la Conmebol con pruebas contundentes para demostrar lo que había sucedido. El club, a través de sus abogados, expuso la situación y reclamó justicia. Finalmente, la Conmebol tomó una decisión: suspender el partido y dar por clasificado a River por decreto. Una resolución que despertó controversia, pero que, para D’Onofrio, fue el resultado justo ante una agresión inaceptable. "Me reía cuando hablaban de escritorio", confesó, reiterando que su único objetivo era proteger a sus jugadores. Y que lo volvería a hacer, sin dudarlo.
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